miércoles, 17 de octubre de 2012

Ferrocarriles y Minas: Los Sectores de Inversión de los Capitales Extranjeros II: (Por J.M. Pérez López)



Otro factor importante, donde la mayoría de ingenieros y técnicos habían coincidido, era condicionar el éxito de las explotaciones mineras a la necesidad de la construcción del tendido ferroviario.

En 1849, D. Casiano de Padro, ingeniero comisionado para la recepción de las minas de Rio Tinto, tras el periodo de arrendamiento al marqués de Remisa, ya expuso que el problema clave era la incomunicación con el exterior.

D. Antonio Luis de Anciola y D. Eloy de Cossio, ya lo advirtieron para el caso de Riotinto, en la memoria que se publicó en 1856. Al igual que Joseph Lee Thomas en 1862, o D. Ramón Rúa Figueroa en 1868.

Pero lo mismo sucedía para el resto de minas, en Tharsis la dimensión que había alcanzado los trabajos en los primeros años de explotación hicieron aparecer arrieros con más de dos mil caballerías, como se desprende de la memoria de Deligny en 1853, y acababa supeditando también el éxito del negocio a la construcción de un ferrocarril hasta la ría de Huelva y a la explotación por el sistema de cortas a cielo abierto.

En cueva de la Mora de la Mora, a pesar de ser una de las concesiones de Deligny, éste se las dejó caducar en 1866, y en 1875 aparece una compañía portuguesa, que después veremos su capital e inversión, que también supedita su actividad minera a la futura construcción del F.c. Zafra-Huelva, que pasa por Valdelamusa a 5 Km. de su explotación.

En 1883 tenía un servicio de arrieros con un total de 543 caballerías, teniéndoles que pagar un precio alto, 1 peseta por 50 Kg., y facilitarles en los inviernos, cuadra, luz y leña gratuitamente.

Algunas compañías se constituyen exclusivamente para la construcción de líneas férreas que después alquilan a las empresas mineras.


Wilhelm Rödiger Zimmermann. Ingeniero alemán que participó en la construcción de todas las grandes líneas ferroviarias de la provincia de Huelva. (Elsens Rödiger).

En 1888 El ingeniero alemán Wilhem Rödiger Zimmermann, subcontrató con la compañía The Bede Metal & Chemical Co. Ltd., la construcción por su cuenta del Fc. minero de vía estrecha desde Cabeza del Pasto a la Cañada del Jordan, donde continuaba con un teleférico, hasta el puerto de La Laja, en el Guadiana, donde también construyó los almacenes, rampas, etc.

Pero al poco tiempo, the Bede anuló arbitrariamente el contrato, intentando bajar los precios de transportes, y Rödiger tuvo que vender sus instalaciones a D. Carlos Sundheim, quien tenía alquilada en estos momentos sus minas a la compañía Bede.

Se da la circunstancia que este ingeniero alemán, además de participar en el citado Fc. del Guadiana, participó en la construcción de todas las grandes líneas ferroviarias de la provincia.

En 1865 viene de Inglaterra contratado, para la construcción del ferrocarril minero Huelva (Puntal)-Tharsis. Participando también en la construcción de The Buitron Railway.

En Junio de 1873, aparece contratado por la Rio Tinto Company Limited, para la construcción de su ferrocarril.

En 1876 se va a Brasil, para posteriormente volver a España, y encargarse de la construcción del tramo Fregenal-Zafra, del Fc. Zafra-Huelva, para lo cual vivió en Fregenal desde 1881 a 1887.


Wilheln Sundheim y Giese. Uno de los mayores inversores en la provincia de Huelva y promotor del ferrocarril Zafra-Huelva. (Archivo familiar).

Las que no pudieron construir su propio Fc. tuvieron que establecer ramales que entroncaban con otras líneas generales que llegaban al puerto de Huelva. Este es el caso de numerosas minas pequeñas como El Carpio, Lomero, Poyatos, San Telmo, La Joya, Cueva de la Mora, Monte Romero, Sotiel, Campanario, Concepción, Poderosa, San Miguel, etc.

Gracias a dos excelentes trabajos, uno de 1909 de H. J. Stevens sobre la minería mundial de cobre y el otro de 2000, sobre las inversiones extranjeras en España de T. Tortella, podemos conocer mejor quienes eran estos inversores extranjeros que irrumpen en nuestra provincia masivamente, para poner en explotación la mayoría de las minas y a su vez construir la red ferroviaria necesaria para hacer rentable el negocio minero.

Lo cierto es, que la presencia extranjera para la explotación de las minas onubenses no es un fenómeno novedoso, ya en 1724 el sueco Liebert Wolters, solicita al Gobierno de Felipe V la concesión para reabrir y explotar las minas de Rio Tinto, Guadalcanal, Cazalla, Aracena y Galaroza. Su nacionalidad extranjera no fue un impedimento para concederle las concesiones mineras durante 30 años, ya había precedente de inversión extranjera de la Casa Fugger en las minas de Guadalcanal en 1632.

Así fue como se constituyó una de las primeras sociedades anónimas que hubo en España, autorizaron la emisión de 2000 acciones de 50 doblones cada una, de las cuales Wolters recibió 700. Los accionistas que quisiesen tener derecho a un voto deberían tener 20 acciones, para ello debían desembolsar 5 doblones por acción, 10 doblones más el 31 de mayo de 1726, otros 10 el 31 de Julio de ese año y lo 25 restantes cuando se acordara. A la muerte de este en 1727, también dos extranjeros, María Herbert y Samuel Tiquet, se disputaron los derechos.

Pero también es cierto que va a ser fundamentalmente a partir de mediados del s. XIX, cuando las concesiones mineras, en lo que a las grandes minas se refiere, recaigan casi en su totalidad, en manos del capital extranjero. Al igual que serán foráneas las compañías que se constituyen para la construcción de las grandes líneas ferroviarias que van a cruzar, por distintos sitios, la provincia de Huelva de Norte a Sur, desde los centros mineros al puerto de Huelva.


Ernest Deligny. Ingeniero francés que después de recorrer gran parte de la Cuenca Minera, registro casi todas las minas más importante tanto de la parte española como de la portugesa.


Ernest Deligny, ingeniero francés, después de las noticias que le habían llegado a través de Luciano Escobar en su visita a Alosno, y recorrer personalmente la cuenca minera de Huelva en 1853, registró pertenencias en Tharsis, La Zarza y otras minas de la región y también en Santo Domingo en Portugal, que después pasaría a la casa Mason & Barry Limited.

Para la explotación de las minas de Tharsis, Calañas y Lagunazo, se constituyó la COMPAGNIE DE MINES DE CUIVRES D'HUELVA, en 1856, con capital fundamentalmente del Duque de Glucksbierg embajador francés en Madrid.

La sociedad fue dirigida por Ernest Deligny, que intentó durante diez años explotar esas minas, pero, por una serie de razones, su empeño no había tenido demasiado éxito.

Estas concesiones mineras pasaron a ser propiedad de la compañía THARSIS SULPHUR & COPPER CO, constituida en Glasgow(Escocia), en 1866, Su objeto incluía también la construcción y explotación de una línea de ferrocarril, que uniría estas minas con el puerto de Los Corrales, Huelva.

En un principio la propiedad de las minas siguió en poder de la compañía francesa, con la que Tharsis Sulphur & Copper Co firmó un contrato de arrendamiento.

Los fundadores de la compañía británica eran un grupo de financieros y fabricantes de sosa cáustica, que pertenecía a la Alkali Association, que después analizaremos.


Sir Charles Tennant, primer presidente de "The Tharsis Sulphur and Copper Company Limited. (Colección particular).

Utilizaban el nuevo procedimiento Henderson, para el aprovechamiento del cobre de las piritas, y estaban dirigidos por Sir Charles Tennant, principal promotor del proyecto y primer presidente de la sociedad Tharsis.

El propio inventor Mr Henderson, Archibald Shanks Schaw, de Glasgow, y John Wilson, de la sociedad Hurlet & Campsie, eran otros miembros integrantes del consejo de administración.

El capital inicial de la compañía era 300.000 libras esterlinas, del que la mayoría de las acciones fueron adquiridas en la Bolsa de Glasgow. Una parte importante de este capital se invirtió en la construcción del ferrocarril mencionado.

En 1868 el capital se aumentó a 1 millón de libras y en 1880, después de fusionarse con la compañía francesa propietaria de las minas, se amplió su capital de nuevo, fijándolo en 1.250.000 libras. La sociedad hizo pocas transformaciones del mineral extraído en suelo español. La mayor parte de ese mineral era exportado sin transformar a Gran Bretaña, donde mantenía las fábricas para su tratamiento. 


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