lunes, 23 de enero de 2012

Requiém por la mina. (II). Por Antonio Perejil Delay


Ancianas en La Mina. (A.P.D)
II

Este pueblo minero era mucho más antiguo…Sus raíces empezaron a crecer un siglo antes, a los pies de las vírgenes montañas escarlatas que los romanos habían llenado interiormente de túneles y galerías interminables. Entonces el pueblo era como un árbol robusto y saludable. Pero luego llegaron los humos y los ácidos que los minerales subterráneos exhalaban por doquier. Luego llegó la fiebre cobriza de los siglos XIX y XX, y este pueblo se llenó de mineros procedentes de los cuatro cardinales de esta piel de toro que sigue siendo España…Y en los juzgados de guardia hubo que contratar a nuevos escribientes, para que tomaran nota de los numerosos nacimientos y de las numerosas defunciones que se producían. (Las mujeres mineras eran pródigas en descendencia, pero las siniestras bocaminas se tragaban a diario muchos hombres en flor, que ni siquiera habían cumplido la mayoría de edad).

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