sábado, 30 de abril de 2011

La restauración del patrimonio minero: Corta Atalaya, la gran olvidada

Hoy, nos despertamos leyendo en todos los diarios del Grupo Joly un reportaje dedicado a la restauración y puesta en valor de antiguas explotaciones mineras a cielo abierto en nuestra Comunidad mediante una serie de obras que facilitan el recorrido por zonas de alto valor histórico, antes inaccesible. Es el caso, tal y como aparece en el texto de la de la Peña de Hierro en Nerva, la corta de San Telmo en Cortegana, Mina Concepción o Mina Almagrera en Calañas.

Ya me he referido en infinidad de ocasiones a las posibilidades turísticas del patrimonio minero e industrial con el que contamos en la Cuenca y el filón que supone para reactivar la zona, pero más allá de cierto tinte electoralista que se le puede ver a reportaje scomo éste antes del 22M, cabe reflexionar en torno a una cuestión la de como mientras se ponen en valor todas estas explotaciones a cielo abierto, la Corta Atalaya de Minas de Riotinto, el buque insignia de todas las cortas, una de las más grandes del mundo, se inunda por momentos y, si no se remedia pronto, va ha camino de convertirse en el gran lago de la Cuenca,...

(Grupo Joly, 30/04/2011. Pincha en la foto para leer el reportaje)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Habitualmente, solemos enterrar a los finados cuando, tras previamente haber hecho todo lo posible por conservarlos en este mundo, sólo queda ese triste deber que cumplir.
Para el caso C.A. se prescribió un ejemplar tratamiento, signado por ilustres y encumbrados Especialistas de Sevilla, que, con letra bien moldeada a imprenta, dejaron claro aquello de:
"BIEN DE INTERES CULTURAL".
Quizás no fue lo bastante convincente para "familiares y allegados" que confiaron en ese otro dicho de: "El tiempo lo cura todo" de forma que, al tratarse de receta extendida en sufrido papel,se olvidaron hacerla efectiva,añadiéndole dosis de desidia, ineficacia e ineptitud, aumentada con abundante porción de corrupción. Así,todo ello condujo a la inexorable y cantada defunción.
No enterrada, pero sí inundada, permanece hoy lo que dificilmente puede resurgir, cuando sigue instalada la idea que tan funestas consecuencias produjo.
¿Resurrección?....Siento, -a mi propio pesar- ser tan excéptico que sólo creo en la de Lázaro y,! fijémonos, Quien tuvo que intervenir.¡